lunes, 28 de agosto de 2017

Escucho atenta la lluvia.
Tengo sueño, pero no logro dormir...
Trato de concentrarme en el sonido de las gotas, cayendo sobre las techumbres o en las hojas del árbol de gomero de mi patio.
Cierro los ojos, el cansancio es evidente, aun así, no puedo.
Entonces pienso en el mar, recuerdo la hermosa tormenta eléctrica que vi hace años atrás. El resplandor de los relámpagos sobre el mar, los rayos atravezando el cielo, especialmente oscuro... El sonido de los truenos que convertían la casa en una caja de resonancia...
No puedo dormir...
Doy mil vueltas en la cama... 
Me abrigo más de lo habitual, hace frío. 
Es ahí cuando decido que lo único que me queda es llorar un momento, desahogarme porque eso es justamente lo que no me permite conciliar el sueño... 
Pero eso desata una lucha interior, entre mi voluntad de no llorar y la necesidad de hacerlo... 
Después de un rato, finalmente dejo caer las lágrimas, con cierto recelo... Un toque de rabia... Una pizca de miedo... Y una tristeza que es de un tenor diferente a lo que últimamente me había embargado... 
Justo al terminar mi llanto,  la lluvia también se detiene... 
Sincronía, pienso, y sonrío... 

5 comentarios:

El Editor Jefe dijo...

Hermoso texto amor... dejar que el agua haga su trabajo, que las cosas fluyan sin impedimentos, que para eso, ya bastantes les hemos puesto... te amo, te espero y te veré. =*

Amalia dijo...

Me verás... Nos veremos... Y me amarás como al principio? Con la misma intensidad?

El Editor Jefe dijo...

¿¿¿Acaso lo dudaiiiiissss??? =P

Amalia dijo...

Es una duda razonable amor...

El Editor Jefe dijo...

Amor mío. No es necesaria la duda. No es comprensible la duda. La duda no existe. Chao la duda. Detestemos juntos la duda. A la mier... con la duda. Te amo, y es defintivo. =*