lunes, 21 de abril de 2008

Lluvia sobre el mar



Como un eco del trueno

se oscurece la noche

pero la lluvia en celo

provoca al horizonte



el diluvio piadoso

se prodiga en el mar

con barras transparentes

y espadas de cristal



la lluvia hace pocitos

en el mar sigiloso

y cada gota se abre

en un caleidoscopio



la lluvia empapa al mar

lo viste y lo desnuda

sin cuidarse del faro

borracho en su burbuja



sirenas y delfines

se pasan sus alarmas

y huyen a esconderse

en sus bosques de agua



y asi hasta que las nubes

se hartan de la lluvia

y el mar se vuelve amparo

y espejo de la luna.

(Mario Benedetti)

jueves, 10 de abril de 2008

Guayasamín, el Picasso latinoamericano...


(Reproducción de la obra "Lágrimas de Sangre", realizada por esta humilde servidora, en Óleo y pastel graso sobre lienzo.)

"Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente".

"El artista no tiene modo alguno de evadirse de su época, ya que es su única oportunidad. Ningún creador es espectador; si no es parte del drama, no es creador".

Guayasamín fue un hombre sumamente comprometido con su época, sus raíces, su cultura, su pueblo y con toda Latinoamérica. Su obra es señalada como expresionista, cubista y también figurativa, captando en sus lienzos y murales la imaginaría latinoamericana indigenista, el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad, denuncia la violencia que le ha tocado vivir al ser humano en este monstruoso siglo XX, marcado por las guerras mundiales, las guerras civiles, los genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las torturas.

Se identifica, en cada pincelada, la protesta y la denuncia social, retratada con rabia; para llamar, desde sus trazos, a una sociedad más justa y a una vida mejor para los desposeídos. Todo lo que planteó en su obra también lo hizo como ciudadano; defendió sus ideas por todos los medios y posibilidades reivindicando la defensa de los derechos humanos y las raíces indígenas del continente, sin embargo, no fue un pintor regionalista, sino que su obra trascendió las barreras de lo particular, invitando a la reflexión, sin dejar indiferente a nadie. Habla de temas mundiales, de luchas que continúan hasta hoy.

Bajo la influencia del pintor español Pablo Picasso, el ecuatoriano encogió su paleta a sólo un puñado de colores y su pincel a trazos simples para dar fuerza a estas ideas.

"Mi pintura -decía- es de dos mundos. De piel para adentro es un grito contra el racismo y la pobreza; de piel para fuera es la síntesis del tiempo que me ha tocado vivir".

"Los nombres de Orozco, Rivera, Portinari, Tamayo y Guayasamín forman la estructura andina del continente. Son altos y abundantes, crispados y ferruginosos. Caen a veces como desprendimientos o se mantienen naturalmente elevados, unidos territorialmente por la tierra y por la sangre; por la profundidad indígena.

Guayasamín entre los unos y los otros, emprendió en su obra el Juicio Final que les pedíamos a los solitarios del Renacimiento. Pocos pintores de nuestra América tan poderosos como este ecuatoriano intransferible; tiene el toque de la fuerza; es un anfitrión de raíces; da cita a la tempestad, a la violencia a la inexactitud. Y por ello, a vista y paciencia de nuestros ojos, se transforma en luz.

Suponemos que el realismo ha muerto. Y hemos celebrado el funeral porque no lo mataron los quiméricos, los irrealistas, sino los propios realistas que lo realizaron, extinguiéndose hasta presentarnos un realismo sin carne y sin hueso: la imitación de la verdad.

Guayasamín es uno de los últimos cruzados del imaginismo; su corazón es nutricio y figurativo, está lleno de criaturas, de dolores terrestres, de personas agobiadas, de tortura y de signos. Es un creador del hombre más espacioso, de las figuras de la vida, de la imaginación histórica".
(Texto de Pablo Neruda)