lunes, 28 de agosto de 2017



Caminaba sola por las calles transitadas del centro. Un pensamiento, constante, punzante, atravezaba su cabeza, como flecha. No podia salir de ese trance, miró a su alrededor y derrepente le parecio que los automoviles, eran raudos hipopótamos en manada cruzando un bosque gris imponente, asfixiante. Si bien, detestaba el tumulto, la gente agrupada le parecio menos desagradable que de costumbre. Nada podia superar el hastío que había experimentado minutos antes: "En los momentos difíciles y cruciales de la vida, uno recién llega a conocer a las personas".
En ese instante, un presentimiento cruzó su corazón, dejándola casi sin aliento.
Se refugio en un bar, pidió un whisky y se tranquilizó.
Que diablos! - pensó.
Ya nada importa... Que se vaya al carajo! - dijo en voz alta y luego escupió.

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