martes, 11 de diciembre de 2007

Te regalo un cuento

Es un placer para mi subir este texto aca... No es mio, es de Puzzle, pueden leer mas de él en el vinculo que esta publicado en este blog...



Te regalo un cuento. Podía haber sido un paseo por el parque o una canción a medio hacer. Un capuccino en tu plaza favorita o un truco de magia sin ensayar apenitas.

Pero no. Quería que fuera un cuento. No para después de hacer el amor ni para que nos echemos de menos. No para que suene el Adaggieto de la quinta de Mahler, ni nada por el estilo. Te regalo un cuento para que puedas hacerlo tuyo dibujándole una narizota, para que lo compartas con tu vecina de escalera o con tu gato. Para que elijas la banda sonora que te apetece que suene de fondo mientras lo lees.

Yo tengo mis canciones para escribirte. Tú las tuyas para leerme.

Te regalo un cuento para que puedas llevarlo contigo, dobladito en el bolso, o entre las páginas de un libro de Benedetti. Para que cuando te enfades conmigo puedas estrujarlo y hacer con él una pelota de papel, arrojarlo por la ventana y mirar complacida cómo lo atropella un autobús. Para que lo fotocopies mil veces y le entregues un ejemplar a quien más te apetezca. Para que envuelvas con él una manzana o para colgarlo en tu pared. Para que le claves alfileres los días en los que me matarías. O para apuntar encima del título el teléfono de tu banco.

Te regalo un cuento improvisado. De esos que empiezas a escribir sin pensar y que no sabes cuándo acaban. Te regalo esta noche y todas las demás. Te ofrezco mi sonrisa non stop, sin conservantes ni colorantes. Aun a riesgo de poder ser acusado de alevosía y nocturnidad, aunque puedan encontrarse muchos más agravantes.

Te dejo abierta la ventana para que te cueles, para que me espíes esta noche. Para que me veas sin que te vea. Para que me cuides un poco sin que yo lo sepa.

Te regalo una idea. El concepto más hermoso de complicidad, un escenario vacío en el que buscar la manera de encontrarse. Te regalo un cuento que habla de amigos y de sueños, de noches de verano pegajosas, de mí mismo mientras me imagino tu cuarto desde lo alto del cielo antes de lanzarme en picado sobre tu almohada. De kamikazes que se estrellan en tus brazos y que no vuelven a despegar, ni falta que les hace.

Te regalo el kit completo de cariño, el maletín mágico con el que jugabas de niña a maquillar muñecas y cocinar guisos de plastilina mientras yo fabricaba dinamita con el Quimicefa.

Te regalo un cuento indeterminado sin pies ni cabeza, sin trama ni desenlace final, sin argumentos y sin actores de reparto. Sin moraleja. Y si la tiene, que sólo tú la conozcas.
Lo único que necesitas es apagar la luz, cerrar los ojos y la puerta de tu habitación, no necesariamente en ese orden. Dejar que te lea al oído, olvidarte de las facturas y del telediario. Quererme un poco más que hace cinco minutos y hacérmelo saber, de alguna manera.

Te regalo un deseo. Llenarte de unas ganas locas de reír y de que salgas corriendo en busca de una diadema bonita para el pelo. Que necesites llamarme y te encuentres pidiéndome que apague la luz, que cierre mi puerta y entonces, empieces a leer el mismo cuento que estás leyendo ahora. Y ojalá no podamos dejar de llamarnos cada noche, para contarnos el mismo cuento. Toda una vida.

Un cuento para llevarte de viaje y para leerle a tus hijos y a los míos, a tus nietos y a mi abuela. A las calles y a los parques.

Te regalo un cuento sin papel de colores ni un "espero que te guste". Sin aplicar el IVA y sin descuento por pronto pago. Un cuento que habla de ti y de mí, que pueda leerse cualquier día del año, a cualquier hora, sea cual sea tu estado de ánimo o tu sabor favorito de helado.

Te regalo este cuento.

Buena Vista Social Club - Dos Gardenias

Mmmmm... no encontre una version mas larga... cortito pero bueno =P

viernes, 7 de diciembre de 2007

Billie Holiday - Good Morning Heartache

Puros Cuentos: Entre el Whisky y la Trementina...


Estaba sentada en la barra de un bar bebiendo un whisky y escuchan-do de fondo a la maravillo-sa Billie Holiday. Buena forma de terminar el día, después del tedio del trabajo.
Miraba el vaso con atención como esperando que algo apareciera en el, mi mente divaga en recuerdos un poco borrosos a esas alturas, recuerdos que aun sangran, aun duelen.
Un tipo se sento a mi lado.
- ¿Quieres un trago? – preguntó.
- Un whisky no estaria mal. -
El barman trajo mi whisky, unos frutos secos y se fue.
- Siempre te veo acá, te sientas en la barra bebes tu whisky y te vas, nunca te veo acompañada ni siquiera de una amiga y me dio curiosidad. -
- Pues la curiosidad mato al gato y no tengo ganas de contar por que estoy sola. -
Me bebí de un trago mi whisky.
- Se acabo mi whisky, muchas gracias, me voy…-
Me puse mi abrigo, la noche estaba especialmente helada, y camine sin rumbo alguno.
Saque un cigarrillo, busque dentro de mi cartera un encendedor.
-Mierda, no lo tengo- pensé.
Claro, se me quedó en la oficina.
En la esquina había un tipo más bien bajito, de rasgos toscos sin expresión, apoyado en la pared, que estaba fumándose un cigarrillo y tenia una botella a su lado de un licor barato.
¿Me da fuego? – pregunte.
El hombre empezó a buscar en su abrigo el encendedor. Lo mire con atención por que su actitud era muy extraña, mire sus manos y me fije en algo que brillo con la luz del farol y no parecía un encendedor, así que antes de que lo sacara completamente lo golpee con la botella. Al verlo tirado en el suelo, hurgué en su bolsillo, tenia una navaja y el encendedor.
Probablemente no quería asaltarme pero quien sabe, encendí mi cigarrillo y me fui corriendo.
Varias calles mas abajo me relaje y me encontré con Dante, un amigo de juerga, muy guapo por lo demás, le conté de mi impasse y se rió a carcajadas.
¡Es que eres una loca! – dijo. ¿Como es que sales sola aun? Te he dicho que me llames antes, sabes que me preocupa que te pase algo, cabecita loca.
Vamos, mejor tomémonos unos tragos en el boliche de siempre ¿bueno?
Bueno – respondí
Entramos al sucucho aquel, que a pesar de ser tan rancio, nos acomodaba bastante, tanto por el precio como por la ubicación (estaba al lado de su apartamento).
Pedimos un par de whiskys y conversamos un largo rato.
¿Como van tus obras?- le pregunte.
Bien, solo que me falta mi musa inspiradora en el taller. Te he pedido tanto que vayas…
No he podido ir, por este maldito trabajo que me consume día a día, pero ya me daré el tiempo, te lo prometo.
¿Y por que no vamos ahora?- me guiño el ojo - Total ya no nos queda whisky y en casa algo me queda.
Bueno vamos, total mañana es sábado así que no tengo problemas, además que tu sabes que nadie me espera en casa…
Lo tome del brazo y partimos a su casa-taller.
Al llegar el olor a trementina del ambiente y de otros solventes se metió por mi nariz. Tenía un gran lienzo en su atril.
Un viejo sofá rojo estaba en medio de la habitación, me desnude y recosté en el.
- Supongo que así quieres que este ¿verdad? -
- Siempre… ¿Te sirvo algo? -
- No, prefiero un porrito en este momento, si bebo mas alcohol caeré inconsciente y no es la idea. -
Me preparó una pipa y me la paso.
Puso música de fondo, el tributo a Tom Jobim de Gal. Saco sus pinceles, óleos y se dispuso a pintar.
Lo miraba atentamente, me encanta cuando se concentra en su pintura, su postura, sus gestos, mas los olores de la pintura, todo ese conjunto me excita mucho.
Un rato después me levante y camine hacia el.
Tu musa ya no quiere estar tan lejos de ti. Quiero sentir tu piel, tu calor, tus besos.
Dicho eso, me tomo en sus brazos, me lanzo a la cama y comenzamos a acariciarnos.
Sus manos me recorrían suavemente, lentamente, con una ternura que solo el tiene.
Los besos, a pesar de la mezcla de whisky y hierba, eran tan dulces como la miel. Siempre han sido así.
Hicimos el amor varias horas, hasta quedar rendidos. Nunca he comprendido por que no me quedo con el, pero por otro lado esta relación tal como esta es mas cómoda para ambos, ninguno de los dos desea atarse. O eso creo.
Al día siguiente me levante temprano, me vestí, el seguía durmiendo. Lo bese en sus exquisitos labios, antes de irme a casa, le deje una nota que decía:
“Estuvo exquisito como siempre mi querido amigo, nos vemos pronto, besos!”

martes, 4 de diciembre de 2007

Entre Canibales - Soda Stereo

Entre canibales, el dolor es veneno, nena, y no lo sentiras, hasta el fin, mientras te muevas lento... uff! Que letra! ;)

Puros Cuentos: Absinta


Con unas amigas decidimos salir a un lugar que, personalmente, no volvería a visitar. Solo fui por curiosidad. Se llamaba Necro.
El local estaba decorado con símbolos propios del demonismo, lleno de huesos y calaveras con cuernos en cada rincón. Al entrar se sentía una energía diferente, oscura, de maldad. La gente que estaba dentro tenia miradas extrañas. Me sentí fuera de lugar enseguida, pero ¡que mierda! ya estaba allí y las otras chicas mostraban un entusiasmo tal, que no pude decirles que nos largáramos.
Todos vestidos de un negro impecable, con los ojos rojos y sin gesto alguno de pasarla bien o mal.
Todas pedimos Absinta, ese era el motivo de la visita, solo probar el brebaje aquel, que me intrigaba por las historias que había leído anteriormente sobre alucinaciones y prohibiciones por su gran toxicidad durante el siglo XIX y mis amigas simplemente por que lo asociaban al vampirismo. A pesar de estar normado, sabíamos que el dueño del local, muy amigo de una de las chicas, hacia sus propios destilados, según la receta antigua francesa y ella ya le había informado que nuestro interés era sobre ese absinta y no el que se produce actualmente.
La mesera llego con unas copas de base color plata, por que dudo que fuese plata de verdad, con diseños de serpientes cuyas cabezas estaban ubicadas en el borde superior y en sus ojos tenían incrustaciones de una piedra roja, el licor verde hacia resaltar dicho diseño.
Yo que estoy tan acostumbrada al whisky, tuve un poco de temor a que no me gustara el trago y perdiera mi dinero en algo que después ni me bebería, espere primero la reacción de mis compañeras.
Hicimos un brindis, chocamos nuestras copas con gran entusiasmo y todas, excepto yo, bebieron el licor. Las mire fijamente, al terminar de beberlo todas se fueron hacia atrás quedando apoyadas en los respaldos de sus sillas y con una sonrisa extraña.
Mi curiosidad aumento así que lo bebí también. Sentí que un gancho me tomaba de la cintura y me tiraba lentamente hasta el respaldo de mi asiento. Me sonreí puesto que es una sensación muy particular, tenía un sabor agradable y exótico. Aparte de ese efecto, no sentí nada mas, me desilusione un poco pero podíamos pedir otra más y ver que pasaba. Al terminar la primera copa me levante y fui al baño.
Ahí me encontré con la mesera. Una chica rubia, su cabello llegaba hasta la cintura, vestida con un corset negro y una falda cortísima de cuero, tenía un tatuaje de una rosa roja en su hombro.
- ¿Qué tal encontraste la absinta? – pregunto.
- Bueno, solo que mis expectativas eran mas ambiciosas… -
- Pero solo has bebido una, espera un rato mas y con la segunda copa...-
Se pintó los labios de un rojo intenso y me hizo un ademán ofreciéndome lápiz labial. Lo acepte y pinte los míos. Ella me miraba atentamente como lo hacia, me sentí intimidada.
Al salir mire la mesa y las chicas ya habían hecho el segundo pedido.
La música de fondo era metal y estaba muy fuerte, sentía que retumbaba dentro de mi.
Me senté y nuevamente hicimos un brindis, por que finalmente logramos juntarnos todas y por estarla pasando bien (bueno ellas).
Bebí la segunda copa, el mismo efecto y me aburrí. No había diferencia con otro licor aparte de esa.
Mire con decepción al techo, donde había un pentagrama dibujado y otra calavera. En ese momento vi salir un humo verde de entre las cavidades del cráneo. Me restregué los ojos, volví a mirar y efectivamente seguía saliendo ese humo. ¿Será que estoy alucinando o en verdad sale ese humo?
A una amiga más cercana, Grace, la hice mirar al techo y le pregunte si había algo extraño. Ella no veía nada.
- ¿Estará aprovechando de hacerme una broma? – pensé.
Observé a mi alrededor y el humo verde estaba por todas partes, rodeándolo todo.
Lo mire atentamente y veía formas en el, como de personas, manos que acariciaban a los visitantes del lugar, rostros con gestos deformes mirando fijamente a cada uno de nosotros. La música estaba cada vez más fuerte, vertiginosa… Me levante del asiento y salí a la calle para respirar, el ambiente estaba muy viciado.
Nuevamente me encontré con la mesera.
- ¿Ahora si? -
- Probablemente lo que vi fue una alucinación – le dije.
Se acerco más, quedo frente a mi y dijo – ¿Sabes que eres hermosa? -
Me quede paralizada, jamás una mujer me había dicho tal cosa.
- ¿Por que me miras así? – dijo.
- ¿Acaso te doy miedo? -
- No – murmure.
Se largo a reír, me tomo de la cintura, me beso y se fue.
- ¡Vaya! – pensé y entre al local.
La mesera me miraba fijamente mientras caminaba entre la gente.
- Estas rara – me dijo Grace.
Mejor ni te digo que paso, mejor ni te digo…

lunes, 3 de diciembre de 2007

King Crimson - Red

Una banda, a mi humilde opinion, excelente...
=)

Puros Cuentos: One more red nightmare


Estaba tumbada en mi cama, retorciéndome de dolores, punzantes, profundos, intensos, me movía con dificultad, el dolor era tal que me tenía aturdida. Veía que las paredes se venían sobre mí y la habitación se iba haciendo cada vez más pequeña. Cerré los ojos y los mareos eran horribles.
Repentinamente los dolores se esfumaron, logre abrir mis ojos y el entorno habia cambiado completamente, ya no estaba en mi habitación, sino que de pie en medio del desierto, mire en todas direcciones pero no había nada a kilómetros de distancia. Estaba atardeciendo y el color del cielo era de un rojo intenso.
Quede inmóvil, perpleja. Finalmente reaccione y atine solo a tocar la arena para saber si era real o no. Metí mi mano en ella la apreté entre mis dedos, estaba fría. En ese instante la arena se arremolino a mí alrededor y me elevo por los aires, me empecé a desesperar, no había aire dentro de este tubo de arena y me estaba ahogando. Giraba cada vez mas rápido, sentí que me desvanecía, justo en ese momento esta se detuvo y cayó al suelo. Me llego una brisa fresca al rostro y me repuse. Observe bien y este remolino me había dejado en la cima de una alta montaña, me dio un vértigo espantoso, y un fuerte viento me hizo tambalear y caer de espalda al vacío.
Mientras iba descendiendo miraba hacia el cielo y este se habia tornado a un rojo aun mas fuerte, como el de la sangre negrusca que brota de un cuerpo reventado.
Me azote contra el piso pero no sentí nada, como si mi cuerpo hubiese estado adormecido, quise incorporarme pero estaba como atascada. En mi vientre sobresalía una roca puntiaguda que me había atravesado. Mis entrañas se habían salido por completo y sus fluidos se mezclaban con el charco de sangre que me rodeaba.
En lo alto revoloteaban unas aves de rapiña oportunistas que, al ver esta escena tan apetitosa para ellas, empezaron a bajar. Comenzaron a devorar mi carne y entrañas con una desesperación macabra. Otras se peleaban parte de mis intestinos. Lo único que podía evitar era que me picaran el rostro, con mis manos las empujaba hasta que desistían y se concentraban nuevamente en el resto de mí malogrado cuerpo.
Comieron hasta saciarse y se retiraron. Mire nuevamente y ya no había ningún resto de carne, solo mis huesos que eran de un color blanco radiante. Trate de moverme nuevamente y logre ponerme de pie. Era una visión muy extraña. Solo mis brazos y cabeza estaban intactos, el resto era solo hueso.
Di un paso y me desmorone.
De un sobresalto desperté y me di cuenta que estaba en mi habitación.¡Menos mal que solo era una pesadilla!

viernes, 30 de noviembre de 2007

Luz Casal - Entre mis Recuerdos

Mi baul de los recuerdos


Entre sapos y culebras, escarbaba en mi baúl de recuerdos.
Había de todo allí, un membrillo que me dio mi abuela y que jamás me comí, y que a estas alturas ya estaba podrido. Una rama de mi árbol favorito, donde pasaba horas enteras tramando mundos imposibles. Una costra de una increíble caída desde ese mismo árbol. Una foto de mi perro que juraba se había escapado y que con el tiempo supe que lo habían atropellado. Un tutú de mi época de bailarina. Mi inocencia robada por un beso que me dio un compañero de escuela a escondidas de las miradas de los adultos. Un oso de peluche todo roñoso que deje en el patio de mi casa en plena tormenta. Cartas de amores adolescentes, muchos de los cuales ya no recuerdo con claridad. Viajes familiares que tanto deteste, pero que ahora tienen un valor incalculable. Miles de rostros de grandes amigos que jamás volví a ver. Los primeros dibujos que hice cuando descubría mi gran amor por el arte. Las grandes decepciones por los amores no correspondidos. Imágenes del puerto tan querido y amado por mi, junto con las personas que lo hacen tan maravilloso. Las hermosas puestas de sol que presencie sola o con algún amor del momento. Las infinidades de lunas llenas vistas desde el bus que me llevaba ida y regreso a Valparaíso. Las grandes conversaciones sostenidas con mi única gran amiga por noches enteras.
Pero no encontré lo más importante que estaba buscando. Lo que me animaba a remover tantas cosas que pensaba ya olvidadas. La niña que una vez fui, que me apresure en hacer crecer y que ahora me arrepiento tanto de haberlo hecho. Lamente mucho no encontrarla y mientras lloraba y gemía por ella, me mire al espejo y entendí todo. Esa niña aun estaba conmigo finalmente la había dejado alojada en lo mas recóndito de mi ser y por eso no había podido hallarla en mi baúl de recuerdos.