lunes, 17 de marzo de 2008

Son las 20:37 hrs., me encuentro sola en casa y por fin tengo algo de tiempo para detenerme un rato… ¡Desde mis vacaciones hasta ahora todo ha pasado tan rápido! Pero fue así por que sin duda alguna la pase increíble en estas semanas.
Partiendo por mis inesperadas vacaciones que, por una extraña conjunción del destino, las pasé junto a Mery, una amiga que no veía hace muuuuucho tiempo.
Aun así, a penas nos encontramos fue como siempre, los años no han cambiado nuestra forma de ser… No quiere decir que seamos unas bebitas… aunque a veces…
Y fue ella la de la idea de ir a Iloca*, yo no había visitado aquel sitio jamás así que me pareció buena idea.
Arreglamos todo y tempranísimo en la mañana tomamos el bus a dicho lugar. Unas horas después ya estábamos en medio de un paisaje hermoso, con grandes extensiones de bosques y zonas de sembradíos (lamentablemente algunos de estos últimos se encontraban marchitos por causa de la sequía) por un lado y por el otro, un río que fluía junto al mar hasta desembocar en el.
La dueña de la pensión en la que nos alojamos nos recibió con un rico plato de pescado frito* y puré de papas. La gracia era que el pescado había sido extraído ese mismo día y se notaba. ¡Estaba exquisito!
Esa fue la constante a la hora de comer, un deleite para el paladar. ¡Que ganas de traerme a esa señora a mi casa!
Las caminatas y escalar cerros también fueron característicos del viaje. Kilómetros que se nos hacían nada, puesto que todo el trayecto íbamos conversando de tantas cosas que nos habían pasado y en las que ninguna pudo estar presente junto a la otra para ayudarse. Extraño aquellas conversaciones. Las sentía como cuando un feligrés va a donde su párroco a confesarse. Pero más divertido. Con suero de la verdad y todo. ¿O era humo de la verdad? No me queda claro aun.
¡Y los paisajes! Insisto con eso, pero de verdad me encantaron. Admito que no soy exactamente una chica campirana, así que ¡No me pongan animales al frente! Me da susto. Y cuando en medio de aquellos parajes se me apareció un toro, quise correr pero eran mas grandes mis ganas de tomarle una foto y lo hice, pero con las piernas tiritonas.
Como siempre el tiempo pasó volando... es que la pasamos muy estupendamente bien.
Para mi buena suerte, no tuve que desempacar las maletas ya que de ahí mismo me fui a otra zona costera por una semana mas, puesto que el proyecto en el que trabajo se había pospuesto. Ahí me quede hasta el día antes de volver al laburo… mala idea, pero en fin.
Con las pilas totalmente recargadas y muy feliz, así estoy. He regresado para iniciar un año laboral, espero y ruego, genial y exitoso.
Pero los viajes no se acaban, ¡no señor!
Me he prometido que cada cierto tiempo escaparé de esta sulfúrica ciudad para sanar mis pulmones a la orilla del mar…

¿Quién se une?

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* Localidad costera ubicada en la 7ª región del Maule, Chile.

* Una lubina, también conocida con el nombre de róbalo.