martes, 12 de septiembre de 2017

Ronquidos

Hay veces que el trabajo o la rutina interfieren con nuestra voluntad. Creemos contar con la energía suficiente para seguir, las ganas, la motivación, pero el cuerpo, rebelde por naturaleza, nos obliga a parar, incluyendo, en ocasiones, hasta el apagado de tele correspondiente...
El problema es cuando hay un interlocutor, un alguien que está hablando algún tema banal o quizá haciendo una declaración de aquellas... Y como respuesta obtiene un sonoro ronquido...
En ese caso, es posible pensar en dos posibilidades de reaccionar: te sientes un tanto insultado (eres un latero de primera línea que llevas al otro a roncar del aburrimiento); o te alegras al pensar que al sólo escuchar tu voz esa persona encontró tranquilidad (posees una voz suave, amena, que lleva al otro a un estado de paz).
Me aferrare a la segunda opción, sumando el cansancio acumulado y tu estado gripal...
Fue dulce oirte descansar...
Me hizo recordar los momentos juntos, cuando te duermes y yo escucho tu respiración.
Momentos en que acaricio tu cabello, te beso suavemente y me acurruco a tu lado.
Amo hasta tus sonoros ronquidos, amo hasta que me dejes hablando sola un rato, amo saber que te hago falta y amo que, apesar de estar cansado, no quieras dejar de hablarme, porque necesitas de esa conversación... Lo único que nos acerca mientras vivimos en nuestros respectivos mundos y contextos... Tan lejanos por ahora...

2 comentarios:

El Editor Jefe dijo...

Mi verguenza es infinita, absoluta e imperecedera... por generaciones de generaciones seré conocido como el que desapareció al teléfono, inundado de sus propios cansancios en la mar de los ronquidos formidables... un dudoso, dudoso honor... sinceramente, discúlpame amor... =(

Amalia dijo...

Es cierto, este episodio será recordado a posteridad
Te amo, mi roncador 😂 😂 😂 😂