jueves, 12 de octubre de 2017



Han pasado años, pero es inevitable seguir manoseando el recuerdo de aquella vez que le confesé que me gustaba y no fui correspondida.
Y apesar de que de alguna manera me "cobré" aquel desaire... Me sigue rondando ese evento... Sigo atrapada en el pasado lo que no me deja ser totalmente libre.
Intento evitar que esos fantasmas, del rechazo y orgullo herido, se aparezcan una y otra vez. Pero, aún así, hay momentos en que mi mente trae a colación todo esto, como si hubiese sido marcado a fuego en ella.
Luego de que me dijeran que debía dejar ir y soltar todos esos recuerdos... Creo que ha llegado el momento de encararlos de una vez, o no me dejarán nunca.
Por ejemplo, pienso en todas las buenas y malas decisiones que he tomado, lo disfrutado y sufrido, lo vivido y recordado… y yo seguí, de pie, resistente, herida pero sobreviviente. Logré continuar con mi vida.
Por lo tanto, cómo no hacer el mismo ejercicio con esto? Además hay unas verdades irrefutables.
Si en aquel tiempo él no se decidió por mí, es porque no estaba destinado a ser parte de mi vida en ese preciso momento. Debía aprender varias lecciones y madurar antes de saber que quería. Y lo mismo aplica para mí.
Si él está empezando una relación conmigo ahora, lo está haciendo desde su madurez. Desde sus aprendizajes previos. Desde el conocimiento de lo que quiere y lo que no.
Y lo que quiere, ahora, soy yo.
Por eso, hoy tomo todos estos malos recuerdos, los hago bolita entre mis manos, los amarro a un globo y los dejo ir... Váyanse de una vez... Déjenme disfrutar lo que tengo ahora...
Porque lo que quería y deseaba en aquel tiempo, ahora se ha cumplido...

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