martes, 6 de febrero de 2018

Al amanecer


Las nubes matinales, dispuestas en el cielo como estratos que van revelando los distintos colores del amanecer, lentamente se desvanecen mientras se va intensificando la luz del día.


Así mismo deseo que los fantasmas, que cada cierto tiempo se asoman, vayan desapareciendo y, con ellos, los miedos y dudas que se producen, acumulándose en mi corazón.


Entiendo que estoy en una especie de alerta constante, como tratando de prevenir que algo poderoso y posiblemente amenazante venga en mi dirección.


Asumo lo frágil y vulnerable que puedo ser en situaciones adversas, aunque por fuera nadie lo note. Estoy acostumbrada a mostrarme fuerte y firme frente a momentos difíciles.


Pero me he dado cuenta que debo luchar contra los fantasmas, no puedo vivir a la defensiva siempre, la verdad es que hacerlo ya se ha vuelto agotador.


Y tal como las flores se abren al intensificarse la luz del sol, siento que debo abrir mi corazón, para iniciar el proceso de sanación que tanto necesito, perdonarme a mi misma.


Todo esto va pasando por mi mente, mientras estoy sentada junto a la ventana que da al patio trasero de mi casa, con un tazón de café en la mano y concienzudamente envuelta en una manta...

1 comentario:

El Editor Jefe dijo...

Para amar libremente y en conciencia, es justo sentir el corazón liviano y poderoso a la vez,confío en tí y te amo incondicionalmente mi vida...