domingo, 4 de febrero de 2018



Esa frase que dice "uno nunca termina de conocer a las personas, siempre con algo te sorprenden", ahora me hace más sentido que nunca.
Y no es que en tiempos pasados no me haya "desayunado" con alguna amigo/a  o conocido/a. Pero en esas pasadas decepciones, el tiempo transcurrido no era tanto como en esta ocasión.
16 años, casi la mitad de mi vida, período en que creí conocer, al menos, lo esencial de ti. Compartimos una serie de experiencias, algunas maravillosas otras poco afortunadas.
Admito que yo no fui la mejor versión, sé que mi comportamiento fue despreciable por largo tiempo. Y nunca lo descubriste. Pero luego, decidí que debía cambiar, no sólo por ti, sino por mi propia salud mental y emocional. Además, debía ser mejor persona ya que llegaba a mi vida alguien que merecía y necesitaba que lo fuera.
Soporte tu falta de ambición, tus sueños mediocres y hasta humillaciones (en distintos ámbitos y niveles), pensando (erróneamente) que podía vivir con esa mochila... una manera de pagar por mis faltas (resabio de tiempos piadosos en que el pecado debe ser redimido mediante el sufrimiento).
Logré hacerlo, hasta que me vi amenazada de una forma en que me prometí (durante la niñez) jamás toleraría. Cuando ya no podía decir ni pío sin desencadenar reacciones desproporcionadas.
Mentir de forma descarada, frente a un juez. Desconocer que me insultaste de todas las formas posible. Alegar inocencia. Es algo impresentable y preocupante. Sobretodo viniendo de alguien que alegaba amarme tanto que no podía sacarme de su corazón. Si así amas, creo que eres un peligro público para las féminas del mundo.
Lo peor de todo esto es la desconfianza que me deja. Si bien, hubo situaciones de alerta que podrían haberme iluminado sobre quién eras realmente, no supe leerlas o descifrarlas o simplemente no quise hacerlo. Y eso me hace preguntar... y si vuelvo a equivocarme al no descifrar las señales de alerta? Si me vuelvo a vender un cuentito con final feliz aunque no vaya a ser así? Este es un pensamiento tan oscuro y desolador que se me pone la piel de gallina...

1 comentario:

El Editor Jefe dijo...

A todos todos toditos nos sucede. es complejo y amargo a la vez. Pero esas son lecciones, de ahí uno debe sacar sus propias conclusiones y seguir adelante. Te amo.