martes, 25 de julio de 2017

Apoyada sobre el marco de mi ventana, hago un repaso del día mientras fumo mirando la noche... Sin duda una larga jornada, que incluye tres horas de viaje ida y vuelta, en el bodrio de transporte público. Una carrera hasta la iglesia, pero no se confunda, ahí trabajo. Un muro de 13 metros que sustenta una pintura al fresco, me espera al fondo, en el altar. Trepo ágilmente por los estrechos pasadizos hasta llegar a lo más alto. Tomo pinceles, pigmentos, cal y agua. Miro detenidamente la pintura, sus colores, los voy analizando, intentando dilucidar las mezclas que hizo el artista, ocres y tierras, azul ultramar y magenta... Pero esta vez concentrarme ha sido difícil, mi obsesión por el trabajo se vio interrumpida en varias ocasiones... Sacudía entonces la cabeza, sienna tostada y amarillo de cromo... Comienza el rosario, los audífonos por favor. Realizo el trabajo del tratteggio, línea tras línea, un trance. Sin darme cuenta me pongo a cantar, me tocan al hombro y me dicen q se escucha... Ya empezó la misa, silencio solemne y la voz del cura, monótona, fría, de mensaje aprendido de memoria sin emoción, vacío, hipócrita. Llega la hora de almorzar, reviso redes sociales, correo y blog. Me sonrío y hasta sonrojo leyendo en el último. Me quedan imágenes mentales de lo leído, me agrada... Mi compañera me invita a comer en su casa, pantrucas. Una señora muy amable nos recibe, el plato servido, una delicia, un sabor que me trae recuerdos de infancia, con personas que ya no están... Conversaciones, risas y para terminar un te. Y bueno, reviso nuevamente redes sociales y blog. Sonrío. De vuelta al muro, el cura tiene más peticiones, no por favor... La tarde pasa volando, ya está oscureciendo. Me cambio de ropa, me lavo las manos y me peino un poco, sólo un poco... En el viaje de retorno, una conversación, contigo... Había esperado el momento de hacerlo, se ha vuelto una necesidad.. Tu día y mi día, entre burlas y temas serios, que ganas de tenerte al frente, que ganas de que cumplieras tus amenazas de silenciarme... Así como dijiste... Sonrío otra vez... Llego a casa y una vocecita que dice hola mamá! Aparece mi pequeño, me rodea con sus menudos brazos, me mira con sus brillantes y lindos ojos, me besa de la forma más dulce... Me preparo algo para cenar, luego tomo un baño y me coloco el pijama... Pienso en ti... Acuesto a mi pequeño revoltoso, lo abrazo... Luego se duerme... Un día largo sin duda, se me acaba el contenido de la pipa, miro al cielo sin muchas estrellas... Te deseo buenas noches y lanzo un beso al aire, que imagino llega hasta tu casa, se cuela por la ventana y alcanza de forma imperceptible tus labios...

5 comentarios:

El Editor Jefe dijo...

Soy partidario de los besos aparatosos, de esos donde los labios mutuamente se modelan; se recorren de arriba a abajo, se abrazan con desesperación de labios; se humedecen, se secan, se van abriendo paso. Lo de imperceptible está bien, es dulce y delicado, como el primer beso ¿recuerdas? yo no lo olvido... muy buen texto... me agrada cuando te sueltas y te dejas ir... también escribiendo... un beso, una deuda.

Amalia dijo...

Comprendo tu punto, pero los kilómetros que nos apartan dificultan un beso, como dices tu, aparatoso... El primer beso, algo recuerdo ;) pero creo deberás refrescar mi memoria, con el tiempo se van perdiendo algunos detalles...

El Editor Jefe dijo...

Me divierte el relato de tu rutina. Sabes lo mucho que me gustaría realizar un registro de tu trabajo. Ver cómo te dedicas con tanto esmero a la obra, me hace compartir contigo, esa vitalidad de las cosas que se hacen en serio y a la vez, jugando, porque todo lo serio en esta vida, tiene algo de juego, algo de real inocencia... te quiero...

Amalia dijo...

Eso, es hacer las cosas con el alma entera, porque te importa, te convence y llena el espíritu... Siempre he creído que uno debe moverse así en el mundo, aunque a veces no resulta del todo...

Amalia dijo...

Yo también te quiero...