viernes, 6 de julio de 2018

Nuestra historia de amor... en breve


Corría el año 2001, ella tenía 18 años y el 23 cuando se conocieron en Valparaíso, ambos asistían a la misma universidad y cursaban la misma carrera.

Cuando ella lo conoció, le gustó enseguida.
Sus ojos castaños y su porte, tenía algo que lo hacía distinto a los otros.

Durante los meses siguientes, ella se lo pasó buscándolo en cada lugar de la facultad. Trataba de llamar su atención, sólo que él estaba interesado en otra.

Aún así, un día decidió confesarle que estaba  enamorada y lo hizo en un lugar donde él pasaba bastante tiempo... la biblioteca.

El rechazo fue inmediato pero muy correcto, como él solía ser... apesar de ello, se sintió fatal.

Los meses pasaron, sin duda ella conseguía llamar la atención de otros tipos -atributos no le faltaban- y, en cierta medida, lograba mitigar con ellos el desagrado que sentía al verlo embobado por otra.

Sin embargo, en ocasiones tenía señales confusas de parte de él. A veces ella creía ver cierto interés romántico... señales que se esfumaban al verlo interactuar con la otra chica.

Ambos se miraban, con cierta picardía,  pero  no llegaba a más.

Un par de meses antes de terminar el año, ella se reencontró con un tipo de su adolescencia, quien rápidamente se empeñó en conquistarla... y lo consiguió.

Al año siguiente, ella dejó la universidad, se fue a vivir con su novio y atrás quedó el episodio del único chico que alguna vez la había rechazado.

Los años pasaron y en 2007 ella tuvo noticias de él. Supo, a través de una amiga en común, que tenía un blog y consiguió su email. Y, apesar de tener novio, decidió contactarlo.

Se armó de valor y le escribió. No tenía claro porque quería saber de él. Revancha? Venganza? Curiosidad? Quizá todas esas razones mezcladas. Al conversar por email y chat, fueron poniéndose al día sobre sus respectivas vidas y, junto con eso, también de que él seguía enamorado de aquella chica de antaño.

Ella pensó en cortar comunicación, pasar por eso no tenía sentido, pero era tan grato hablar con él que no lo hizo.
 Un día concertaron verse. El lugar, plaza Victoria en Valparaíso. Ella viajó, nerviosa, ansiosa. Era verano, febrero, la noche era cálida y agradable.

Cuando le vio, recordó los tiempos de la universidad, las miradas, el sentimiento, pero también el rechazo.

Pasearon por varias horas, se sentaron a conversar... pensó en besarlo pero, entre su novio y la chica que aún lo tenía prendado, encontró las razones para no hacerlo.

Para su cumpleaños, en el mes de mayo, él llegó con unos regalos, que más adelante se convertirían en elementos llamadores del recuerdo... unos retratos impecablemente ejecutados.

Siguieron en contacto, tuvieron un breve romance. Ella sabía que lo quería, vaya que lo sabía. Sólo que ser segunda opción era tan humillante! Mientras que para su novio ella era la única y le dedicaba toda su atención... Cómo iba a cambiar algo "seguro" por lo incierto? Y los meses siguientes no mejoraron el panorama. No sólo estaba rondando aquella en su vida, sino dos y hasta tres más! Porqué iba a estar ella rebajandose a competir? Ella merecía otra cosa, pensaba. Y si bien su novio nunca la convenció del todo, ella veía en ese sujeto la decisión y convicción que en el porteño no encontraba.

Resultó que una de las tipas que lo rondaban, que era muy culta pero maliciosa, estaba decidida a quedarse con él. Fue tejiendo mentiras y situaciones confusas, que fueron convenciéndola aún más de que alejarse era la mejor opción.

Y así, tal como un día apareció súbitamente en la vida de él... ella desapareció.

Los años transcurrieron, la vida fue pasando, nueva carrera, mismo novio. Tuvo un hijo y se casó. Parecía que todo iba relativamente bien. Por lo menos eso quería creer. Los retratos seguían en su poder. Los miraba frecuentemente, sobre todo su firma "Gabriel" y los mensajes ocultos que un día su madre había descubierto.

Pensaba en él muy seguido y en ocasiones trataba de hallar información sobre él en la red... pero sin mucha suerte. Lo único que una vez logró saber fue que era profesor en un pueblo relativamente cercano, lugar donde vivía la mujer que buscaba quedarse con él años atrás. Supo que finalmente lo había logrado.

Un día, ya en el año 2017, uno de esos cuadros que le había regalado cayó al suelo. El vidrio no se rompió pero quedó el mensaje que el escribió años atrás nuevamente expuesto. No pudo evitar querer saber de él, sólo que era imposible... ya lo había intentado antes... no había ni un rastro... pero recordó aquel blog donde publicaba sus trabajos. Y le dejó un breve mensaje, contándole sobre la caída de su retrato y le deseó una vida feliz. Quizá porque ella misma no lo era.

Los meses fueron pasando, su matrimonio se hacía cada vez más insostenible. Y un día, durante el mes de junio, le llegó un mensaje de él a través de una red social. Su corazón dio un vuelco. Eso indicaba que: estaba solo -la mujer que estuvo a su lado jamás permitiría que volvieran a contactarse-, quería entablar una amistad -o quizás no?- y que no la había olvidado...

Se tomó su tiempo, volver a tener contacto era un arma de doble filo. Su vida personal ya era un caos y un desagrado total... si dejaba que él volviera a su vida en ese momento, significaba más confusión.

 Luego de unas semanas, finalmente aceptó.
Comenzaron a escribirse casi a diario. Dedicaban mucho tiempo a recordar y ponerse al día. Se fue volviendo cada vez más importante y un buen compañero en esos momentos tan difíciles que estaba viviendo. Hablar con él se convirtió en una necesidad casi imperiosa.
Casi a finales del mes de julio, él le propuso un encuentro. Ella aceptó.

Ahora el escenario era un museo en Santiago. El día estaba cubierto y llovía suavemente. Él llego antes y la esperaba. Mientras ella caminaba sentía un nudo en el estómago, ansiedad y nervios, mismas sensaciones de tantos años atrás. Al llegar y verlo, pensó que el tiempo lo había favorecido, estaba más guapo. El abrazo fue breve pero inquietante. Sintió que se estremeció y eso era un peligro. Todo aquel encuentro lo era y ella lo tenía muy claro.
Pasaron todo el día juntos, paseando por la ciudad. Esta vez, ella le llevó unos regalos.
Miradas intensas, cómplices. Su sola cercanía la cautivaba y ella pensaba todo el tiempo en las ganas que tenía de que él le tomara la mano y la besara... cosa que no sucedió, por suerte.

Primero debía tomar una decisión que ella había dilatado por demasiado tiempo y ya era hora de hacerlo: terminar su matrimonio, algo que hizo una semana después de aquel encuentro.

Desde aquel día, supo que lo seguía queriendo, que ese sentimiento no se había extinguido y para él fue lo mismo. Un amor fulminante los atrapó y esta vez ya no habían obstáculos en su camino...

5 comentarios:

Amalia dijo...

Ayer se cumplió un año en que volvimos a tener contacto... era necesario hacer este texto conmemorativo 😜

El Editor Jefe dijo...

Bueno amor, hay planes para como dices conmemorar, pero también celebrar enamorada y febrilmente juntos, apoyándonos y siendo compañeros, amigos y amantes. Te amo, y cuanto las horas para verte...

El Editor Jefe dijo...

fé de errata: cuento...

Amalia dijo...

Siiiii pero dejar testimonio por escrito, por lo menos de mi punto de vista, creo q es necesario... te amo... y tambien "cuanto" las horas para verte 😁😘😍

El Editor Jefe dijo...

Oye... no te burles... te amo!!!