lunes, 1 de febrero de 2021

Petricor


La lluvia cae insistentemente. Este tiempo es bien recibido, luego de varias semanas padeciendo los calores infernales del verano en esta ciudad plagada de cemento. Y la tierra lo agradece.

Rápidamente abro todas las ventanas de la casa, para que entre ese olor característico a aire limpio y tierra mojada.

Según leí por ahí, el término que denomina a uno de mis olores favoritos es petricor que viene del griego petros que significa “piedra” e ichor que significa "el fluido que fluye en las venas de los dioses". Sin embargo, esta palabra aún no es reconocida por la RAE.

Respiro profundo para disfrutar ese aroma que he amado desde siempre. Y es que hay algo muy primitivo en este olor.

Una combinación de aceites aromáticos provenientes de las plantas y de las bacterias que habitan el suelo los cuales, al ser azotados por las gotas que caen incesantemente, crean una especie de aerosol que invade con este perfume todo en derredor.

Al percibirlo, se activa nuestra memoria ancestral que lo reconoce y disfruta, pues la lluvia era un buen presagio para nuestros antepasados, un sinónimo de vida y supervivencia.

Y esta fragancia cálida y terrenal es tan cautivante, que ha sido perseguida por perfumistas a través del tiempo para capturar su esencia. Pero no han tenido éxito debido a los cuantiosos ingredientes que están presentes en el.

Sin pensar en nada más que en el sonido de las gotas y el viento, cierro los ojos para intensificar esta sensación de disfrute que me va sumiendo en un sopor y somnolencia exquisitos.


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